Por: David Obscura Periodista
En México y particularmente en Guerrero, “cuando no es Chana es Juana”: pasa un periodo medio-apacible y de pronto se origina algún hecho violento que pone de manifiesto la falta de capacidad de las autoridades en materia de seguridad, después vienen acciones para “tapar” la noticia mas que para resolver el problemática.
Y así se repite, viene otro hecho y salen las autoridades a decir que se refuerza la seguridad en tal zona y que se investigará puntualmente, que no habrá impunidad y otros clichés.
En este momento la noticia es San Miguel Totolapan, donde hubo un ataque con armas de fuego que dejó 20 personas sin vida. Luego se originaron acciones de publicidad del gobierno o sea de que funcionarios acudieron al lugar de los hechos a decir que se está haciendo más que algo para la solución de un caso que no tiene, porque no se podrá garantizar el derecho a la vida a esos 20; aunque hay que reconocer que existe la esperanza de justicia.
El marco de este y otros hechos violentos por disputa de territorios por parte de bandas delincuenciales ha sido aprovechado políticamente por personajes de los diversos partidos para golpear a los gobernantes en turno aunque algunos se golpean solos como la alcaldesa de Acapulco, Abelina López, que dijo que el problema es derivado del clima o sea que “la calor es un factor para la violencia” (en realidad lo que dijo es verdad pero no aplica para la nacoviolencia).
En tanto Héctor Astudillo, cuando era gobernador mencionó que la explosión de una bomba en un auto abandonado en Xaltianguis, un área donde hay grupos armados antagónicos de autodefensa, se origina “porque se llevan pesado”, o sea como si estuvieran echando desmadre, jajajaja.
El Presidente Andrés López, también también tiene pifias históricas con aquello de que “abrazos no balazos” es una estrategia de seguridad.
En realidad creo que ya está todo preparado para controlar la situación: un montón de militares y policías, ya nada más falta la cabeza y que sirva el aparato de inteligencia pero no para perseguir luchadores sociales y periodistas. Lo más importante debería ser mejorar las instituciones en materia de investigación y sobre todo ponerles “al pie” una supervisión de la Comisión de Derechos Humanos, además de retomar los Consejos Ciudadanos de Procuración y Administración de Justicia.
En Zihuatanejo, por breves periodos pararon su actividad las tiendas de conveniencia Oxxo, las tortillerías y el servicio de transporte por el embate de la delincuencia, lo que provocó expectación; sin embargo los ciudadanos olvidan rápido pues nadie dijo que esta situación se viene arrastrando desde hace mucho tiempo, no solamente meses, sino años en que las estrategias de seguridad funcionan solamente por unos días.
Las autoridades de los tres niveles no han sabido que hacer y la única propuesta ha sido traer más elementos de las corporaciones de seguridad, sin embargo está comprobado que esto no ha venido a solucionar y a pesar de ello se mantiene esta tendencia: más uniformados y por si fuera poco se prevé un batallón con sede en este puerto.
He recibido algunas peticiones, casi exigencia, para que escriba sobre la violencia. Creo que no es positivo que el pueblo se acostumbre a los hechos violentos y todo se vea como una noticia que al otro día es reemplazada. Todo mundo habla mal de la nota roja, pero los periódicos -cuando existían- se vendían más con información y fotos de fallecidos en forma violenta, entre más sangre más ventas. Todo esto ahora se transformó en seguidores en redes sociales; las páginas de accidentes y muertos, son las que tienen más seguidores, esto nos indica que todos somos parte de la descomposición social. Les invito a seguir más páginas culturales, de arte, de historia y ciencia.
Por supuesto que no se va a tapar el sol con un dedo, se debe mantener la información estadística y de fondo, sobre este fenómeno que va a ser objeto de estudio en el futuro, pero en lugar de notas debería haber reacción social: manifestaciones, opiniones, acciones jurídicas y presión contra las autoridades para que los problemas de violencia no ocurran más.
Un individuo humano, llegó a la iglesia vestido de mariachi; con guitarra en mano ingresó y comenzó a caminar en el pasillo central; a los costados las bancas repletas de personas. El sacerdote se quedó atónito.
Los feligreses sorprendidos señalaban la cabeza: “el sombrero, el sombrero”, le decían; pues de todos es sabido que al ingresar a un lugar consagrado a Dios, hay que descubrirse la cabeza.
Mantuvo su paso firme sin hacer caso a los múltiples señalamientos y al llegar cerca del altar, dio media vuelta, se acomodó la guitarra para tocar y dijo “a petición del público: el sombrero”.