Por Juan Francisco García
*Reflexiones
Si de algo me jacto, es de haber practicado todas las disciplinas del hermosísimo oficio de periodista.
Yo he sido corrector de pruebas, traductor de cables, emplanador editorialista, columnista, reportero, asistente de reportero gráfico, jefe de redacción, director a ratos. Yo he hecho todas las disciplinas del periodismo. Las he ejercido y con igual alegría en cualquiera de sus sectores. Alejo Carpentier (Lausana, Suiza, 26 de diciembre de 1904 – París, Francia, 24 de abril de 1980) fue un escritor cubano y francés que influyó notablemente en la literatura latinoamericana durante su período de auge. La crítica lo consideró uno de los escritores fundamentales del siglo xx en lengua española, y uno de los artífices de la renovación literaria latinoamericana.
*Día del periodista. ¡Felicidades compañeros y compañeras!
El 8 de septiembre se conmemora el Día Internacional del Periodista en homenaje al periodista checo Julius Fucik, ejecutado por los nazis el 8 de septiembre de 1943, pero en nuestro país, México, es el 4 de enero, pues algunas fuentes están de acuerdo en señalar que obedece a Manuel Caballero, fallecido el 4 de enero de 1826 en la Ciudad de México pues es considerado “el iniciador del reporterismo en el país”.
Aunque para muchos el periodismo es el mejor y más ingrato oficio del mundo, yo me quedo solo con el primer adjetivo: El mejor oficio, porque para mí no ha sido ingrato; al contrario, me ha dado muchas, muchas satisfacciones, tal vez porque nunca he buscado el reconocimiento ni los aplausos sino únicamente hacer lo que me gusta, lo que me nace hacer y si hay otra vida, allá también haría lo que fuera por ser periodista, porque me apasiona ser periodista, y cuando converso con periodistas con algunas décadas a cuestas ejerciendo este oficio, que vivieron y viven esta misma pasión, aunque quizás ya no con los arrebatos del primer amor, me encuentro con seres humanos plenos interiormente por la labor cumplida, especialmente aquellos que hicieron o hacen periodismo por vocación, con amor, con pasión, no los otros que lo hacen solamente por dinero, poder o alcanzar supuestamente un mejor status social…cada uno es responsable de sus actos y el mejor juez será siempre (en el caso de los medios informativos impresos) el lector, el pueblo.
En los últimos tiempos hemos podido apreciar que existen ciertas personas que dicen ser periodistas pero que en realidad lo único que hacen es denigrar a esta profesión, se compran una grabadora, una cámara fotográfica, una computadora o buscan tener un programa en algún canal de cable que sólo tiene alcance de una cuadra a la redonda y van por doquier extorsionando, chantajeando al puro estilo de los delincuentes de cuello y corbata, buscan recibir prebendas o dádivas, y si alguien no cede a su medio de coacción, le envían un correo electrónico, luego una carta notarial o utilizan sus tabloides clandestinos para ejercer la pluma como una llave, el micrófono como altavoz que derrama lisura y la televisión como pantalla que ejercen un periodismo serio cuando en realidad lo que hacen es crucificar a sus víctimas, mellando su honor con el único objeto de tener sometidas a sus víctimas, porque las leyes en nuestro país son laxas y todo mundo se escuda en la libertad de expresión.
Ante esto, siempre, pero sobre todo, en esta fecha, creo que es importante una reflexión interior, más allá de los tragos, los abrazos de felicitación y las reuniones que son convocadas a la misma hora en diferentes lugares. Considero que debemos renovar fuerzas y unirnos para defender nuestros derechos consagrados en nuestra Carta Magna. Somos los defensores de todo el mundo, pero nadie nos defiende, de forma que en este día tan especial comencemos a dejar de ser “candiles de la calle y oscuridad de la casa” y hagamos algo por nosotros mismos.
Asimismo, tratemos de dignificar nuestro oficio o profesión como cada quien lo quiera llamar, pues como dijo el gran Gabriel García Márquez: “Las escuelas de periodismo enseñan todo lo que tiene que ver con el periodismo, menos el oficio”. El periodismo serio y responsable cubre una labor de comunicación social de tener informada a la población donde se aplican los valores éticos morales y propios de una formación sólida de la conducta profesional que es a la vez un concepto de la vida al servicio del pueblo. El concepto de probidad, engloba todas las virtudes, equivale a un ser que obra con rectitud de ánimo, de bien, integridad y honradez.
La veracidad, la buena fe, la honradez supone una conciencia delicada y escrupulosa, no sólo parecer honesto sino serlo en todo momento. El público confía en sus informaciones, escritos y estos no pueden ser falseados o adulterados. La lealtad, supone cumplir con las normas de fidelidad, honor, legalidad, verdad, que son todos los aspectos que fundan en la probidad. Así como la lealtad y la buena fe son principios ineludibles que presiden la vida, de la actuación del periodista responsable y serio en sus apreciaciones. El verdadero periodista guarda fidelidad a la palabra dada de no defraudar la confianza que la ciudadanía tiene en él, no abusa de ella ya que ésta es la base indispensable de todas las relaciones humanas en una sociedad.
El periodista debe guardar celosamente su independencia, frente a los poderes públicos y demás autoridades ante los cuales desarrolla su trabajo, con el cumplimiento de su cometido profesional. Si el periodista no es digno, ni respetable, ni honesto, si hiere la consideración del hombre de bien, difícilmente logrará la adhesión de los demás. Ningún desasosiego, ningún miedo de vivir justifica apartarse de los cánones de la moral. Todo esto hace que su dignidad y reputación sea intachable. Por ello, se debe verificar la moralidad y los antecedentes de quienes aspiran a ejercer esta profesión y sancionar a sus miembros y los periféricos que infrinjan sus postulados éticos y morales.
El deber moral del periodista es el de contribuir a la búsqueda de la Justicia, ésta obligado en conciencia a hacer todo aquello que es intrínsecamente bueno, que representa valores auténticamente humanos. La ética exige no solo comportarse bien con respecto a si mismo, sino comportarse bien con los demás y con la sociedad, pero este deber es moral porque perfecciona al hombre y lo liga en conciencia. El periodista está obligado a hacer cumplir ambos valores.
Periodismo, ética y moral son inseparables para el desarrollo de nuestra sociedad y deberá desecharse todo aquello que quiera corromper estos valores supremos que gobiernan a los verdaderos hombres de prensa y corresponde a ellos denunciar públicamente a quienes utilizan esta profesión sin haber sido formados para ello, con el único propósito de beneficiarse bajo el amparo del periodismo.
Sentenció el gran Gabo: “Los periódicos han priorizado el equipamiento material e industrial, pero han invertido muy poco en la formación de los periodistas”, esto es cierto porque muchos de los propietarios y hasta quienes dirigen un diario no son periodistas y solamente ven el signo de pesos, pero también hay que reconocer que el superarse y actualizarse es una cuestión personal que depende de la vocación y el amor que se le tenga al periodismo, porque lo que se ama y quiere se le dignifica y se trata de hacer lo mejor posible.
P.D: Aprovecho la ocasión para desearles a todos un próspero 2023, que en sus respectivos hogares reine la paz, el amor y la salud.