Políticamente incorrecto Repensar Acapulco


Roberto Camps

(I)
El huracán Otis no sólo cobró vidas, devastó edificios, viviendas, y colapsó los servicios, también provocó la ruptura del orden social y mostró cuán frágil es la gobernabilidad en condiciones de crisis.

Esta situación que se vivió en las horas y días siguientes al golpe del huracán, mostró el lado primitivo de la conducta humana, y aunque es comprensible que la búsqueda de agua y víveres era una prioridad, se incurrió en excesos.

Al no existir una adecuada gestión de la crisis en esos momentos, se incurrió en toda clase de excesos que no voy a juzgar, pero sí destacaré que en el poblado de San Isidro, se abrieron bodegas con víveres y los pobladores entraban de manera ordenada y haciendo largas filas para obtenerlos de manera gratuita.

En los actos de vandalismo, fueron afectadas pequeñas empresas locales vulnerando su capital de trabajo y muy probablemnente habrá pérdida de empleos.

Se entiende que muchos de estas situaciones fueron instigadas por delincuencia: robos de cajeros automáticos, mueblerías, tiendas departamentales.

Rotos los límites morales y éticos, miles de ciudadanos participaron en estos hechos tan lamentables y lastimaron nuestra identidad como sociedad.

¿Esa es nuestra esencia?, ¿el mal?, no lo creo. Pero responder esta pregunta debe ser un esfuerzo personal y colectivo de los próximos meses y años.

La frase “El hombre, lobo del hombre”, de la obra “Leviatán” de Thomas Hobbes, resalta la idea de que los seres humanos, en ausencia de un gobierno o autoridad que establezca un orden social, pueden volverse violentos y perjudicarse mutuamente.

Hobbes argumentaba que en el “estado de naturaleza,” donde no hay un poder superior que imponga leyes y reglas, la competencia, el miedo y la búsqueda de recursos pueden llevar a conflictos y caos. En este contexto, los humanos actuarían en su propio interés sin restricciones, convirtiéndose en “lobos” para otros.

El cantante cubano Silvio Rodríguez plantea el dilema: –Si alguien roba comida y después da a la vida qué hacer, ¿hasta dónde podemos practicar las verdades?
Lo cierto, es que la verdad a veces es relativa y depende del contexto. Lo que puede ser verdad en un contexto puede no serlo en otro.

(II)
En el otro extremo, Otis reforzó los lazos de cooperación entre vecinos, que se agruparon para defende sus colonias ante la probabilidad de asaltos y robos a casas habitación.

En las horas siguientes a su paso, fueron ciudadanos quienes organizaban el tráfico en las vías colapsadas por derrumbes, árboles y postes caídos. Posteriormente el Ejército tomó en sus manos esta tarea, y los policías viales (me dicen), aparecieron hasta el sexto día en la calles del puerto.

También queda demostrado el amor que le tiene el pueblo de México a nuestro bello puerto. Las colectas de víveres caravanas de ayuda son un alivio.

Otis también ratificó a nuestras fuerzas armadas como una institución leal al pueblo de México en momentos de crisis.

(III)
Si el terremoto de 1985 motivó la creación del Sistema Nacional de Protección Civil, en el país, y Paulina nos mostró los riesgos de vivir a la vera de cauces y arroyos, Otis por fuerza nos tendría que llevar a un nuevo aprendizaje del que tenemos que salir fortalecidos como sociedad y gobierno.

Será necesario desarrollar planes de recuperación a largo plazo que incluyan la reconstrucción de viviendas, la revitalización económica y la mejora de la infraestructura para prevenir futuros desastres.

Así como implementar medidas de preparación para huracanes, y regulaciones de construcción resistentes.

Se aplicarán más de 61 mil millones de pesos para la reconstrucción, pero los costos serán mayores.

El gobierno federal trabaja en la reparación y restauración de infraestructuras críticas, como carreteras, redes eléctricas y suministro víveres y agua.

Realizan ya, una evaluación de los daños para entregar apoyos a los damnificados.

Las principales empresas con presencia en Acapulco dan una muestra de confianza y anuncian que reiniciarán operaciones en los días, semanas y meses siguientes.

La recuperación después de un huracán devastador es un proceso largo y desafiante, pero con una trabajo coordinado, el apoyo de la comunidad y el compromiso del gobierno, es posible superar los problemas derivados de la devastación.

Para preservar la estabilidad social, será importante que se destine un recurso a las familias acapulqueñas del tipo Salario Básico Universal, o bien e implementar un Programa de Empleo Temporal para quienes esté en condiciones de hacerlo, durante el tiempo de la reconstrucción.

Por último, vivimos tiempos difíciles, la reconstrucción será un proceso largo, hay quienes estiman que durará de dos a cinco años.

Seguramente hubo errores de los tres órdenes de gobierno, discutir sobre ellos debe tener el propósito de no volver a repetirlos.

Para salir adelante, necesitamos mantenernos unidos en torno a la gobernadora, al gobierno federal y apoyar en las gestiones para multiplicar solidaridad con mis paisanos acapulqueños.

Nos hemos puesto de pie desde los años que sufrimos por Paulina, Ingrid y Manuel, la pandemia por Covid. Y ahora con Otis no será la excepción.

Por último, reconstruir Acapulco no debe significar colocar cristales y hacer reparaciones. Hay que repensar Acapulco.

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