¿Sabías que…
en el México prehispánico no se construyeron pirámides?
La pirámide es una figura geométrica que consta de una base poligonal (de tres o más lados) y varias caras de forma triangular que se unen en un sólo punto. Este tipo de proyecciones se construyeron en el Antiguo Egipto, siendo las más conocidas las de Keops, Kefrén y Micerino.
Restaurante “Pirata”, en playa La Ropa, Zihuatanejo.
Si comparamos estas pirámides con los templos del México prehispánico, nos encontramos con la peculiaridad de que, a pesar de que estos edificios poseen una base muy similar a las construcciones egipcias, se truncan casi llegando a la punta, por lo que no pueden ser llamadas “pirámides”.
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La manera más correcta de llamar a este tipo de construcciones, que se extienden por todo el territorio denominado Mesoamérica, sería “basamentos con tendencia piramidal”; y aunque el nombre sea un tanto más largo, podemos referirnos a ellas simplemente como “basamentos piramidales., o “basamentos” pa’los cuates.
(OJO: No es que sea completamente erróneo llamar pirámides a las edificaciones prehispánicas, pues, de hecho, así se conocen mundialmente y son símbolo y bandera de nuestras culturas ancestrales).
Los basamentos piramidales más conocidos están generalmente en áreas que sirvieron como centros ceremoniales. Estas construcciones simulan un cerro, elemento primordial dentro de la cosmovisión mesoamericana. Poseen escalinatas que lo recorren por una, o a veces varias, de sus caras para llegar a la parte trunca del edificio. Ahí se construía un pequeño templo a la deidad a la que se le rendía culto.
El nombre en náhuatl para estas hermosas, increíbles y ancestrales construcciones es “teocalli” (teotl-dios, calli-casa). En el área maya se les nombra “cu”.
Así que ya sabes, mochilero, en la próxima charla que tengas, saca a relucir tus datos curiosos para romper el hielo y explícales a tus amigos por qué aquí en México no hay pirámides. 😉
Fuente: Sabias que? MochilaAndante