RETRATO HABLADO
Bruno Plácido: “Hay que morir con dignidad…”
-Recién acusado de robo: “Sin justicia no hay paz. Que encarcelen a los que compran y se roban los votos”, refuta el padre de las Policías Comunitarias del país.
Por Ignacio Hernández Meneses
“Hay que morir con dignidad. El peor miedo que tengo es no hacer nada; luchamos por hacer justicia y cerrarle el paso a la impunidad, en medio de errores y es que ya no podemos vivir así, con miedo”, así, mientras le daba un sorbo a su calientísimo y humeante té de manzanilla, el lunes 31 de julio de 2017, Bruno Plácido Valerio, respondió con firmeza a nuestra pregunta “¿tiene miedo a la muerte”.
A pesar de la adversidad, de las advertencias del gobierno de ligarlos al crimen organizado, y de haber pisado la cárcel recientemente acusado por la Fiscalía del Estado por el delito de robo, el dirigente de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estadio de Guerrero (UPOEG), Bruno Placido Valerio, no baja la guardia: “Tenemos derechos y vamos a defendernos con la ley en la mano. Sin justicia ni unidad, no hay paz en Guerrero”.
El controvertido dirigente y defensor de los derechos indígenas, accede a darnos su Retrato Hablado: “Pero ya no me dibujes tan feo… Te cuento que mis padres emigraron de La Montaña y se fueron a Azoyú, donde vi por primera vez la miseria el 14 de marzo de 1969”.
Al empezar a desgranar la mazorca sobre su vida y obra, Bruno dice que quedó huérfano de padre a los dos años, por eso su señora madre cargó con sus hijos y tuvo que regresar a La Montaña, donde empezó a ayudar a sacar adelante a sus hermanos. No tuvo tiempo para estudiar pero si tuvo tiempo para el amor y casó con una azoyuteca con quien procreó cuatro brunitos.
Recordó con nitidez que el levantamiento armado en Chiapas el 1 de enero de 1994 y la masacre de Aguas Blancas, fueron los escenarios políticos que sirvieron de antecedentes para la creación del proyecto de autodefensas, teniendo casos documentados de robos, asaltos, extorsiones, amenazas que estaban a la orden del día en San Luis Acatlán y Malinaltepec, pero la entonces Policía Judicial del Estado y Motorizada no actuaban a pesar de las denuncias formales y crearon un vacío de poder al no responder a sus propias tareas de seguridad y justicia.
Frente a estas condiciones de zozobra, el 15 de octubre de 1995, en amplia asamblea se constituye la Policía Comunitaria, luego la CRAC, bajo un ordenamiento que incluye reparación del daño por parte de los detenidos quienes reparan caminos, iglesias, “es un proceso de reconciliación que concluye con una disculpa a la o las víctimas en asamblea pública”.
Reconoció que la UPOEG ha cometido errores, pero también la Iglesia y los gobernantes, y también se pregunta: “Si la OPOEG no existiera ¿no hubiera muertos?”.
Reconoció que ha habido elementos de la UPOEG con la camiseta bien puesta pero que han incurrido en actos antisociales, “pero eso pasa en todos los sectores de la sociedad, el magisterio, las propias iglesias, en los médicos que por ejemplo, han dejado pinzas dentro de pacientes, y eso no significa necesariamente que eso les enseñaron en la Facultad de Medicina, y aquí ha habido en las comunitarias, elementos que han actuado con resentimiento y ahora estamos pagando las consecuencias pero no vamos a generalizarlo”.
Hay que morir con dignidad…
Pantalón vaquero, camisa a cuadros, huaraches nuevos y con celular de los buenos, Bruno sonríe, el padre de las autodefensas en México, sostiene con firmeza que la Ley 701 dan vida orgánica a las policías comunitarias.
Parpadeado sus ojos pequeños, parecidos a los del boxeador Filipino Manny Pacquiau, hojea la ley para sostener y justificar que actúan dentro de la ley, coadyuvando con la administración de la justicia.
-¿Tiene miedo a la muerte?
-El peor miedo que tengo es no hacer nada. Luchamos por hacer justicia y cerrarle el paso a la impunidad, en medio de errores y es que ya no podemos vivir así, con miedo. Hay que morir con dignidad.
-Fue acusado de robo…
-Los delincuentes más peligrosos son los que compran y se roban los votos, y luego se hacen gobierno.
-¿Hay justicia en Guerrero?
-La justicia solo existe en los libros, pero en los hechos no. Por eso es importante un pacto social para encontrar una salida pacífica a los conflictos.
-¿Sería esa una estrategia efectiva?
-Hay que buscar el dialogo permanente y respetuoso.
-Sobre los usos y costumbres para gobernarse entre los pueblos indígenas…
-En Ayutla de los Libres ya se aplica, es un derecho que nos pertenece, no vamos a pedir permiso, la ley ya está y la estamos ejerciendo sin compra de votos, así decidimos quien va a gobernar, sin centralismo, y eso preocupa a los partidos políticos y a los políticos. Es un modelo de cambio, con decisiones colectivas.
“¡No traigo pleitos con nadie!”
En posterior entrevista dijo que el 23 de noviembre de 2019, en Xaltianguis, municipio de Acapulco, se vio involucrado en un enfrentamiento, cuando el grupo infractor de la ley identificado oficialmente como Los Dumbos, irrumpió en esta población y recuerda que, “dialogamos con la Fiscalía del Estado y nosotros ya nos replegamos, nuestro objetivo no es pelear con el gobierno sino contra los delincuentes, yo no raigo pleitos con nadie, ni con Los Dumbos”, pintó su raya.
El líder de las policías ciudadanas, Plácido Valerio lamentó que Xaltianguis se volvió a someter y está de rodillas por culpa de la acción tardía de las autoridades, “en esta comunidad sigue el miedo, el temor, la zozobra”.
Subrayó que la UPOEG se mantiene siempre respetuosa de las autoridades, ya que el pueblo es el principal, es el que manda.
“Lo que no quiere ver la Fiscalía es nuestro trabajo, que estamos coadyuvando en atender las quejas de la gente que han estado persiguiendo, deteniendo y hostigando, robando y extorsionando en las casas o en sus comercios, estamos actuando en donde la Fiscalía y su policía se niega a aplicar la ley”.
El dirigente de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), Bruno Placido Valerio, manifestó finalmente que vive de la solidaridad de la gente, de lo que se recolecta en las asambleas.
“Nuestra lucha es pacífica, con la Ley 701 en mano, caminar no es fácil, los cambios los hacen los pueblos, un cambio con responsabilidad compartida, real y profundo”, puntualizó Bruno Plácido Valerio, la historia andando de cuando se tiene hambre y sed de justicia en Guerrero.